Visto así, no debería suponer demasiados problemas a la hora de llevarla a cabo, sin embargo, para algunas personas solo escuchar la palabra "evaluación" produce sofocos.
La práctica educativa siempre ha estado ligada a la evaluación, pero tradicionalmente la mayoría de las veces se ha asociado la evaluación al boletín de notas. Teniendo este boletín de notas una función informativa, que muchas veces incluso implica sanción para el alumnado y gran preocupación para este y para las familias.
Aunque en el ámbito educativo la percepción de esto va cambiando, no siempre sucede así.
¿Y si cambiamos para siempre esa percepción?
¿Y si hacemos todo lo posible para que se perciba la evaluación como la oportunidad para corregir y mejorar nuestro aprendizaje?
Evidentemente nadie es perfecto, todos tenemos errores, lo importante es darse cuenta de ellos y trabajar para resolverlos, o al menos para cometer los menos posibles.
Yo veo de este modo la evaluación. Como la oportunidad de darnos cuenta donde tenemos nuestras dificultades para poner nuestro empeño en superarlas.
Trataré de dar respuesta entonces a las preguntas que se me plantean y reflexionar sobre que supone para mí.
Llegados a este punto creo que es obvio que no me gustan los exámenes, y creo que los alumnos pueden demostrar lo que han aprendido mediante diversidad de estrategias evaluadoras.
Suelo realizar algunas tareas iniciales al principio del curso, algunas veces pruebas escritas, pero también entrevistas y tareas en grupo que me sirvan para conocer de donde parto con mis alumnos.
Me baso mucho en la observación y hago anotaciones de lo observado, sobre todo para si veo dificultades poder ayudar antes de que se acentúen.
Me parece muy interesante el portafolio, para ver la evolución del alumnado, que casi siempre es positiva, eso anima al alumnado a ver sus progresos y les ayuda a automotivarse.
Me gusta mucho que trabajen de forma colaborativa para que se ayuden entre ellos y todos aporten al grupo.
También empleo rúbricas para ver el grado en que se van adquiriendo las competencias o los criterios de evaluación y estándares de aprendizaje.
Cuando hacemos pruebas escritas procuro que sean de razonar, para que apliquen lo aprendido, y trabajamos la autoevaluación y la coevaluación. Previamente a la prueba ya hemos trabajado en clase ejercicios similares para que practiquen, tanto de forma escrita como oral, lo que me sirve también para ir viendo donde se encuentran las dificultades.
Confieso que no me gustan los exámenes tipo test de decenas de preguntas con varias respuestas, aunque los he usado alguna vez, siempre intercalados con preguntas de razonamiento, pero no los uso si puedo evitarlo, en alguna substitución si lo he hecho por seguir el mismo criterio que mi precedesor/a.
Por supuesto evalúo mi práctica educativa, y mis alumnos opinan sobre ella; con adultos suelo hacerlo con cuestionarios anónimos, con alumnado de primaria hacemos una pequeña asamblea sobre lo que más gusta y lo que menos, lo que me sirve para aprender de los errores, corregir y tratar de mejorar
Normalmente en los centros, salvo excepciones, se sigue dando más valor a las pruebas escritas, aunque veo que compañeros evalúan también por portafolio y utilizan pantillas de observación. Se suele evaluar al final de cada unidad, o si son unidades relacionadas y no muy largas dos unidades como mucho. Conozco profesorado que hace pruebas en cada unidad y luego examen al final del trimestre.
En general estoy bastante contenta con las estrategias de evaluación usadas hasta el momento, aunque siendo crítica pienso que siempre se puede mejorar y reconozco que nunca había usado concursos tipo Kahoot, Quizz, pero para motivar a algunos alumnos de cara al estudio puede ser interesante.
No descarto emplear en un futuro el Break Out o juegos de genial.ly similares como repaso del trimestre, me parece interesante y motivador y me puede servir para obtener información de las competencias y destrezas del alumnado.
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